Las autoridades de la ciudad de Buenos Aires anunciaron el martes que la policía comenzará a usar pistolas de descargas eléctricas en pleno año electoral y cuando una de las principales preocupaciones de los argentinos es la inseguridad.
Eugenio Burzaco, ministro de Seguridad y Justicia de la capital argentina, dijo que el primer cargamento de 90 pistolas Taser importadas llegará antes de que termine abril y luego arribará otro de 60 unidades.
Estarán en uso “en junio o julio, cuando los policías estén entrenados y capacitados”, dijo Burzaco a la radio La Red sobre este tipo de armamento que genera una descarga eléctrica que inmoviliza al que la recibe.
El gobierno del presidente Alberto Fernández, de signo opositor al de la ciudad de Buenos Aires, también anunció hace dos meses su decisión de emplear las Taser pese a que sectores del oficialismo cuestionan su uso. El ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, dijo que el centenar de pistolas que el gobierno había encargado serán utilizadas por grupos de élite de las fuerzas de seguridad que previamente serán entrenados.
Según el gobierno capitalino, el armamento se empleará sobre todo en los lugares donde haya más aglomeraciones de personas como las estaciones de tren o del metro, donde el uso de armas de fuego es muy peligroso.
Burzaco dijo que las pistolas permitirán además “terminar con la dificultad” del policía de actuar ante el delincuente “cuando lo atacan con cuchillos o fajas y no sabe cómo reaccionar”, situaciones de agresión que se han cobrado la vida de algunos agentes en los últimos años.
La inseguridad es, junto con la inflación, una de las mayores preocupaciones de la población, según las encuestas de opinión pública, y forma parte del discurso electoral de cara a los comicios generales de octubre.
En marzo, el jefe de Gabinete del gobierno capitalino, Felipe Miguel, anunció que el gobierno nacional había autorizado la importación de pistolas Taser para las fuerzas de seguridad de la ciudad luego de varias trabas.
Organizaciones de derechos humanos locales han cuestionado el uso de esta pistola al señalar que es presentada como un “arma menos letal”, lo que puede conducir a un uso indiscriminado por parte de la policía, provocando la muerte de quien recibe la descarga eléctrica.
Estados Unidos y Brasil son otros países de América donde se emplean estas pistolas.