Según todos los indicios, en esta fotografía la mosca de la derecha está enfadada.
La tozuda insistencia de una mosca que una y otra vez intenta acceder a nuestro plato de comida del cual la ahuyentamos con la mano puede hacernos creer que el insecto siente una creciente frustración y que su temeridad nace del enojo. Quizá haya algo de cierto en eso cuando las conductas de las moscas son parecidas a la descrita.
Unos científicos llegaron a la conclusión de que las moscas pueden enfadarse y adoptar un comportamiento agresivo cuando algo, como por ejemplo un soplido suave, les impide reiteradamente acceder a la comida que han detectado.
Hace unos años, esos científicos, concretamente el equipo del biólogo David Anderson, del Instituto Tecnológico de California (Caltech) en Estados Unidos, realizaron una serie de experimentos de esa clase.
La conclusión a la cual llegaron tras ver los resultados de sus experimentos es que una conducta muy específica en las moscas de la fruta, descrita como conducta de embestida y amenaza, refleja una emoción catalogable de enfado.
Las moscas que se comportan de este modo agresivo, como la que en la fotografía está a la derecha, sienten furia.
(Foto: Eric Hoopfer / Caltech)
La ira parece ser, por tanto, una emoción evolutivamente importante, pues está presente incluso en el minúsculo cerebro de estas moscas, que posee tan solo unas 20.000 neuronas. (Fuente: NCYT de Amazings)