En el mundo natural, las adaptaciones biológicas suelen sorprendernos por su diversidad y complejidad. Entre las curiosidades más asombrosas, se encuentra el récord del número de patas en un animal, un hito recientemente alcanzado por una nueva especie de milpiés, Eumillipes persephone, que ha logrado romper todas las expectativas.
Un descubrimiento histórico
El Eumillipes persephone fue descubierto en 2021 en la región de Australia Occidental, en una cueva subterránea a más de 60 metros bajo tierra. Los científicos que lideraron el estudio, publicados en la revista Scientific Reports, lo describieron como una especie inusualmente adaptada a la vida bajo el suelo, en condiciones extremas de oscuridad total y altas presiones.
El hallazgo de este milpiés ha llamado la atención de la comunidad científica mundial no solo por la impresionante cantidad de patas que posee, sino también por las características únicas de su cuerpo. Mide apenas unos 9,5 centímetros de longitud, y su estructura segmentada se extiende a lo largo de 330 anillos corporales, lo que le otorga su extraordinaria cantidad de extremidades.
¿Por qué tantos pies?
Los milpiés, cuyo nombre proviene del latín y significa “mil pies”, nunca habían alcanzado un número tan cercano a su etimología. Antes del descubrimiento del Eumillipes persephone, el récord lo ostentaba un milpiés de la especie Illacme plenipes, que contaba con un máximo de 750 patas.
Se cree que la evolución del alto número de patas en los milpiés tiene que ver con su estilo de vida. Los milpiés suelen habitar ambientes subterráneos, húmedos y oscuros, donde las patas adicionales pueden proporcionar una mayor tracción y estabilidad en suelos sueltos o terrenos irregulares. Además, el movimiento de todas esas patas actúa en sinergia, permitiendo que estos invertebrados se desplacen de manera eficiente a través de túneles estrechos y complejos.
(Foto: Wikimedia Commons)
Adaptaciones extremas para un entorno extremo
El Eumillipes persephone no solo es extraordinario por su número de patas, ya que este pequeño invertebrado cuenta con 1.306 patas, el número más alto jamás registrado en un ser vivo, sino también por su capacidad de sobrevivir en un hábitat donde muy pocas especies pueden prosperar. Las cuevas donde fue encontrado se caracterizan por la falta total de luz solar y niveles bajos de oxígeno. Además, la temperatura del entorno es más baja que en la superficie.
Los investigadores han destacado que su cuerpo alargado y segmentado, combinado con su impresionante cantidad de patas, le permiten moverse rápidamente por grietas diminutas entre las rocas y el suelo. Su adaptación no es únicamente física: se especula que su alimentación está basada en microorganismos y detritos que se encuentran en el suelo, una dieta eficiente para sobrevivir en las profundidades de la Tierra.
Un hito en la biología
El descubrimiento del Eumillipes persephone no solo ha establecido un nuevo récord en el número de patas, sino que también ha brindado a los científicos una ventana para estudiar cómo la vida puede evolucionar en condiciones extremas. Este tipo de hallazgos también fomenta nuevas preguntas sobre la diversidad de especies que aún podrían estar ocultas en regiones inexploradas del planeta.
La investigación sigue en curso, con el objetivo de entender mejor cómo la genética y la evolución han permitido a este milpiés desarrollar un cuerpo tan especializado y eficiente para su hábitat. Es probable que haya más sorpresas ocultas en los rincones más profundos del planeta, y el Eumillipes persephone nos recuerda cuán poco sabemos aún sobre la vasta biodiversidad que alberga la Tierra.
Un récord que fascina
El asombroso récord del Eumillipes persephone nos invita a reflexionar sobre el asombroso poder de la evolución y la adaptabilidad de las especies. Con 1.306 patas, este milpiés no solo es el animal con más extremidades del mundo, sino también una prueba viviente de que, incluso en los entornos más inusuales, la vida sigue encontrando maneras ingeniosas de prosperar.